Digo esto, al hilo
de una noticia distribuida por Europa Press en la que el Instituto
de Estudios Económicos de Alicante, INECA para los íntimos, advierte
en el mejor estilo "casandriano" que "en 2.014 faltaran 125.940 inmuebles
en la provincia de Alicante", exactamente 125.940, no 125.945, ni tan
siquiera 125.935, esto más que una profecía, es una admonición bíblica.
El estudio
realizado no se molesta en hacer una labor de investigación que le de
cierta credibilidad, solo asevera que en 2010 se han iniciado un 15,7 por
ciento de las viviendas que se iniciaron en 2006, sin que al parecer tenga
en cuenta que en 2006 se iniciaron un 275 por ciento de las viviendas que
se comenzaron en 2002, cuando hasta los párvulos saben que maldita la
falta que hacían.
Nos amenaza con el
fuego divino o poco menos, si no se reactiva la promoción inmobiliaria
alegando las necesidades que el crecimiento de la población demanda,
cuando todo el mundo sabe que ese crecimiento es regresivo desde hace 22 o
23 años al menos y en cuanto a la demanda extranjera estoy seguro que se
adaptará a las existencias, que no son pocas, les recomendaría repasar sus
cifras, porque no hay nada más adaptable a los deseos de cada cual que las
cifras que se dan a vuelapluma.
Este estudio
prescinde olímpicamente, ni siquiera en el apartado de incremento de los
costes, de los daños sufridos por el medio ambiente, el paisaje, los
recursos naturales y los vitales que esa fiebre promotora que pretende
reactivar destruyó hasta extremos que han llamado la atención fuera de
nuestras fronteras, destrucción de los valores paisajísticos que en su día
fueron polo de atracción para esos turistas que pretende motivar, quizás
piensen que si "el ingles es pequeñito y se deja" le podremos colocar un
adosado con vistas a los tendederos de de la muralla de edificios que tapa
la visión de esa costa que ha sido nuestro capital turistico por
excelencia y que cada vez lo es menos.
Del referido
informe se desprende que deben ser otros los que dinamicen esa actividad
promotora inmobiliaria, ya que pide "que cese la ralentización en la
concesión de permisos por parte de la Administración pública y deben
contar con la financiación necesaria para emprender esos proyectos", eso
si, con la finalidad según afirma de "elevar los niveles de crecimiento y
reducir la tasa de paro", a este paso alguien va a proponer que les
concedan un premio a la solidaridad, aunque es de rigor que formule una
pregunta ¿Qué ofrecen esos promotores inmobiliarios para conseguir los
fines que propone el informe? Si como actividad, no pasan de ser unos
simples intermediarios encarecedores del precio del producto final a
cambio de nada, fomentando la especulación que es el caldo de cultivo
donde se mueven a placer.
No son ellos, ni
su actividad los llamados a reducir la tasa de paro en Alicante, o en
cualquier otro lugar de España, y su vuelta a la actividad incontrolada
que infló la burbuja causante de la crisis que nos aflige con la
inestimable ayuda de la Banca, no es más que un "flashback" que nadie
desea que se repita, al menos sin unos controles férreos y unas leyes que
establezcan los limites adecuados.
Es cierto que
vivimos en un país donde la libertad de expresión está avalada por su
Constitución, pero hay colectivos que si estuvieran calladitos los
ciudadanos lo agradeceríamos, por cierto, no cuenten con mi voto para un
premio a la solidaridad, que está tan lejos como lo estuvo el Reino del
Preste Juan allá por la edad Media.
Enrique Climent Laguarda.
Abusos Urbanísticos ¡NO!
Febrero 2.011