“Va de promesas” 

Cada cuatro años lo mismo, cuanto más nos acercamos a las elecciones el barómetro de la estupidez se dispara y raya alarmantemente la zona roja que anuncia peligro inminente, peligro de indignación, de cachondeo, de idiotez por contagio o el peor de todos, de indiferencia hacia los aprendices de brujo que son los políticos y su caldo de cultivo, la política. 

Hemos podido leer recientemente, en el periódico LEVANTE, un articulo sobre el programa electoral de los populares valencianos, en el que parece que el Sr. Camps está dispuesto a someter a una severa dieta a su administración si gana las elecciones autonómicas, incluyendo la promesa de reducir en un 25% los departamentos, cargos políticos y personal de confianza de la Generalitat, también están decididos a reducir el parque móvil de su administración, compuesto por más de 100 vehículos, e incluso se llega a establecer como objetivo lograr “una administración pública más racional, viable y sostenible” llegando a asegurar, con referencia a las empresas, entes y fundaciones públicas, que se “eliminarán todos aquellos que no respondan a una racionalidad económica o administrativa o supongan una merma de transparencia o garantías jurídicas, sin perjudicar a la prestación de los servicios públicos básicos”. 

Sin olvidar las declaraciones del Sr. Blasco que alega que las medidas de austeridad son sinónimo de rigurosidad en la ejecución del gasto, y para demostrar su compromiso el mentado programa recoge la aprobación de la Ley de Racionalización del Sector Público Autonómico. 

Como diría una señorita de los años 60 nos han dejado a cuadros, prometen, a los valencianos se entiende, medidas de contención, vigilancia, austeridad, seriedad en la gestión, como si se postularan para acceder al Gobierno de la Generalitat por primera vez, como si nos dijeran “ahora conoceréis nuestra capacidad en la administración”, y quizás llevados, arrastrados por su deseo irrefrenable de continuar amarrados a la poltrona, olvidan que durante, al menos, 16 años nos han estado demostrando su ineficacia, su inviabilidad, su insostenibilidad y su irracionalidad en esas tareas, no lo digo yo, lo han dicho ellos mismos en su programa electoral al establecer como objetivo, repito, lograr “una administración pública más racional, viable y sostenible”, lo que supone que hasta ahora no lo era. 

Pues no me merecen la más mínima credibilidad, si en 16 años no lo han conseguido, porque he de creer ahora sus promesas de que “si ganamos lo arreglamos todo”, por eso les pregunto  ¿lo que han estropeado sin la ayuda de nadie? ¿Y porque no lo han arreglado antes? ¿Es que querían castigar a los  valencianos? Si es así, sería por haberles votado esos 16 años. 

Seriedad, no me salen las cuentas, y menos aún cuando una semana si y otra también los medios me recuerdan que el tan “desmemoriado” gobierno popular ha endeudado, a los valencianos se entiende, con unos 17.600 millones de € tirando por lo bajo, cifra que cuando la traduzco  me produce escalofríos, resulta ser algo así como 2 billones 921.600 millones de aquellas ya históricas pesetas, y no se han cortado un pelo para hacerlo a nuestra salud.  

Nos hablan de aprobar un plan de austeridad que afecte a toda la próxima legislatura, lo que agradecemos, faltaría más, por cierto ¿tratan de saldar con ese plan de austeridad esa monstruosa deuda? ¿Y hasta ahora que? Es que son cortos de entendederas y no se habían enterado del tamaño del desaguisado, o el Banco no les pasaba los estados de cuentas, y claro uno se despista y luego pasa lo que pasa. 

No se si lo que más irrita es ese empeño en tratar de convencernos de que solo ellos son capaces de arreglar, lo que solo ellos sin ayuda alguna dejaron para la UVI, esa figura se llama cinismo, o su contumacia en querer continuar grapados al Gobierno de la Generalitat, caiga quien caiga, y lo que me preocupa es que seriamos los valencianos los que caeríamos. 

Como buenos cristiano católicos, que no me cabe  duda que son, lo correcto sería pasar por el proceso  ya institucionalizado de confesión, arrepentimiento y penitencia, pero con el pueblo valenciano sentado en el confesionario y déjense ya de fantasmadas. 

Váyase Sr. Camps, váyase Ud. y su equipo, los valencianos se lo agradeceremos. 

Enrique Climent Laguarda                                                                                    Presidente, Abusos Urbanísticos NO                                                                            Marzo 2011